03 Oct
En este mes de la familia queremos compartir con ustedes la invitación de nuestro Departamento y Equipo de Pastoral a reflexionar y crecer como familia.
Queridas Familias:
Estamos dando inicio a este mes de octubre, mes en el que como Iglesia chilena celebramos a las familias, este año el lema que nos convoca es FAMILIA, BAUTIZADOS Y ENVIADOS que nos moviliza a ser testimonio del amor y entrega de Jesús en nuestro entorno.
El Papa Francisco nos dice que las familias “son la esperanza de la Iglesia y del mundo”. Es en este espacio íntimo donde se puede construir los cimientos y poner las semillas para la construcción del Reino, pues en la familia “siempre se puede encontrar a Jesús. Él vive allí, en simplicidad y pobreza, como lo hizo en la casa de la Sagrada Familia de Nazaret”.
Qué importante es “reconocer la belleza y la importancia de la familia, con sus luces y sus sombras” que nos ayuda y permite ir creciendo en humanidad y plenitud para lograr ser una gran familia donde todos tengamos cabida. Porque finalmente el Papa Francisco nos recuerda “Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, crearon a la humanidad a su imagen para hacerla partícipe de su amor, para que fuera una familia de familias y gozara de esa paz que solo Él puede dar”.
Es desde esta mirada, que como comunidad los invitamos a vivir este mes, confiando en el amor del Padre y ser parte de esta gran familia que nos cobija y nos llama a acoger a los demás.
Los invitamos a reflexionar todos juntos, en familia (darse un espacio para poder leer esta carta y conversar estas preguntas):
- ¿Qué nos gustaría agradecer de nuestra familia?
- ¿Nos hemos sentido acompañados y cobijados como familia? ¿Cuándo?
- ¿A quiénes nos sentimos invitados a acompañar como familia?
Terminamos juntos ofreciendo lo conversado y rezando la oración que Jesús nos enseñó…Padre Nuestro…
Oración por la familia
Señor haz de cada familia un hogar en el que se acoja y se respete la vida: una comunidad de amor abierta a la fe y a la esperanza, donde reinen la comprensión, la solidaridad; y en el que se viva la alegría de la reconciliación y de la paz.
Concédenos que todas nuestras familias tengan una vivienda digna en la que nunca falten el pan suficiente y lo necesario para una vida verdaderamente humana.
Abre el corazón de nuestros hogares a la oración, a la acogida de Tú palabra y al testimonio cristiano; que cada una de nuestras familias sea una auténtica Iglesia doméstica en la que se viva y se anuncie el Evangelio de Jesucristo.
Amén.
Reciban un saludo cariñoso
Pastoral NSDC