20 Jun
Luego de un proceso de preparación que se inició en III Medio, y de un recorrido formativo y pastoral en el colegio, doce de nuestras estudiantes de IV Medio recibieron el Sacramento de la Confirmación. Las alumnas fueron acompañadas en este sacramento por sus familias y sus profesores, animadas por el deseo personal de confirmar la fe y seguir a Jesús.
Durante la ceremonia, las estudiantes dieron testimonio de cómo han podido ir creciendo en su fe, alimentándose de la vivencia comunitaria y construyendo iglesia en cada experiencia formativa, de servicio y reflexión. Cabe destacar que junto a nuestras alumnas se confirmaron dos ex alumnas pertenecientes a esta misma generación, que por razones diversas tuvieron que trasladarse y seguir sus estudios en otra ciudad, pero para las que era importante terminar el proceso con sus compañeras y amigas. También fue parte del grupo el hermano de una de nuestras exalumnas, que se preparó en su colegio pero por razones familiares no estaba cuando allá celebraron esta ceremonia, quien deseaba de todos modos confirmarse. Todo lo que demuestra el compromiso y el ferviente deseo de estos jóvenes, que avala su petición a la Iglesia de este sacramento: confirmar su fe.
Nuestra directora, Isabel Fuenzalida, recordó las palabras del Papa Francisco para el Sínodo de Jóvenes del 2017, del cual nuestras estudiantes participaron, señalando que estos jóvenes han descubierto que Dios los ama, sostiene y respeta su libertad; que Cristo los salva y toma sus fragilidades; y que el Espíritu Santo, los animará a ser fieles e iluminará para ser testimonio de la alegría que significa ser «el ahora de Dios» en la comunidad a la que pertenecen.
La ceremonia fue dirigida por el Vicario de la Pastoral Social, el sacerdote Jorge Muñoz S.J., quién exhortó a los confirmados a reflejar tres signos de los primeros apóstoles reunidos en Pentecostés: la sorpresa de ser llamados y elegidos por Dios; hablar el lenguaje del mundo para transmitir la Palabra de Dios, abiertos para escuchar y comunicar; y sentir el irrefrenable deseo de salir al mundo y construir el Reino de Dios, para lo cual no cabe ser condescendiente, hay que incomodar con el mensaje de amor.
Felicitamos a estos jóvenes y sus familias, por esta decisión y compromiso, que renueva nuestra Iglesia y nos llena de esperanza.