02 Ago
Los ignacianos e ignacianas celebramos el 31 de julio el día de San Ignacio de Loyola (1491-1556), fundador de la Compañía de Jesús y que luego daría cuerpo a toda una espiritualidad y forma de vivir la fe, con la intención de que hombres y mujeres logren encontrar a Dios y den sentido a sus vidas, en el día a día e insertos en el mundo.
Teniendo a Jesús como modelo vida, nuestra espiritualidad nos invita a la oración contemplativa, pero siempre vinculada a nuestro actuar en el mundo; atenta siempre en dos sentidos: a la vocación (el llamado) y a las necesidades de los otros. Es en ese marco que la pastoral del colegio nos recibió ese día 31 con un colegio lleno de mensajes, recordándonos los pilares de la forma en que escogimos vivir nuestra fe. Aquí podemos ver algunos de los carteles recordatorios del MAGIS, el Principio y Fundamento, entre otros.
Por supuesto celebramos con liturgias y oración. En el primer ciclo, nuestro capellán Agustín Moreira SJ, nos acompañó con cantos y contándole a nuestros niños y niñas, la historia de San Ignacio y su encuentro más profundo con Dios, que lo llevó a un cambio muy importante en su vida. Además, fueron sorprendidos por «el mismo» San Ignacio, (representado por un profesor del colegio) quien los invitó a poner su corazón muy cerca de Jesús y su Madre María, para ser mejores cada día.
De tercero básico a cuarto medio, tuvimos una misa, en la que fueron presentados como ofrenda los rasgos principales de la espiritualidad, como la búsqueda apasionada de la voluntad de Dios, la capacidad para saber discernir los «signos de Dios”, una actitud de querer siempre “lo más y mejor”, amor por todo lo creado y humano, disponibilidad al servicio, amor personal a Jesucristo, servicio a la fe y la promoción de la justicia, entre otros. En la ocasión fueron presentados los alumnos que son parte del proyecto de Acólitos, como otra forma de servicio y una activa participación en la Eucaristía.
Al termino de la misa, nuestra directora Isabel Fuenzalida, hizo mención al delicado momento que vive la Iglesia en general y los jesuitas en particular. Dirigiéndose a los niños y estudiantes presentes, en términos comprensibles para ellos agradeció a la Compañía de Jesús por el serio y delicado trabajo de buscar la verdad y deseo de construir justicia. Señaló y recalcó que como colegio estamos comprometidos en ser parte de una iglesia que acoge y protege, y ser un colegio que vela por el bienestar de los estudiantes y su pleno desarrollo.
Celebramos y nos renovamos, teniendo claro que queremos en todo amar y servir.